Lady of the games

Se necesita sólo tu corazón

Olga Orozco

 

Chapter 1

Desde la ventana del primer piso Beatriz observaba al grupo de chicos que conversaban en el patiecito andaluz. Habían quedado movilizados con el cuento La casa de Asterión y la obra teatral Los Reyes, había acertado en elegir a Borges y a Julio Cortázar para comenzar el curso de primer año. Desde la primer clase los había encantado, tomaban nota de todo lo que ella decía aunque hablara a la velocidad de la luz y sin respirar, algo que por ahora no podía cambiar. “Las clases de la Morelli están realucinantes” – había escuchado por las escaleras.

Los alumnos habían tomado por costumbre anteponer el “La” a las profesoras, eran: La Figari, La Toledo; los profesores eran simplemente un nombre: Mirko, Roberto, Yúlian.

Con una sonrisa prestó atención a sus reflexiones, los jóvenes se hacen preguntas y preguntas luego el tiempo los obligará a olvidarlas. “Admiro a Cortázar porque puede escribir lo que siente, lo que a nosotros se nos presenta como un sentimiento pero no lo podemos explicar con palabras, sólo lo sentimos. – Martín hablaba con las manos y afirmaba las palabras con un golpe en su otra mano y seguía tocándose sus cabeza para reafirmar más palabras – Y a él se le presenta ese sentimiento, lo explica, lo puede definir, y resulta que lo escribe que no es solo su sentimiento sino el sentir universal. – sacudiendo la cabeza y poniendo sus dedos largos en las sienes – cómo lo hace, – me pregunto – es un genio, Zoorry, es mi humilde opinión.

Le siguió Joaquín, su compañero de improvisaciones. Yo siento que los artistas no trabajamos para hoy, trabajamos para el mañana. El arte es lo único que tenemos para vencer la muerte. – Joaquín tal alto hablaba al cielo y sus palabras eran las de un soñador. La imaginación del actor vivía en su cuerpo, se destacaba entre todos por ella. Dibujando una espada en el aire, la firuleteó en un espacio imaginario para asegurar que esa es la espada para vencerla y poder lograr la inmortalidad por sus obras artísticas, siguió dibujando y trazando palabras en el tiempo, pintura, poesía, teatro, música se hicieron presentes a partir de sus palabras y sus manos en el patio andaluz. Mientras materializaba sus pensamientos tenía el porte de un poeta clásico, o así lo veían sus compañeros.

Tomó una rama real de uno de los árboles e hizo una corona que posó sobre su cabeza con un histrionismo hidalgo soñó: – pueda ser que alguien me haga vivir dentro de siglos cuando me interprete en su piano, cuando me vea en el cine, cuando lea mis obras, con un leve movimiento de cabeza terminó: ¿porqué no?

Su opinión movió a risas, Carina riendo le dijo «¡payaso! Esta es una conversación seria». Y siguieron las risas.

Shhhh Shhh con el dedo entre los labios Carina trató de volver al orden la conversación.

⁃ Los muertos viven en la memoria de los que seguimos viviendo y cada uno vive hasta que muere aquel que nos recordaba y nos quería, cuando mueren los que nos sobrevivieron volvemos a morir también nosotros, los muertos- reflexión de Carina.

⁃ Yo también pienso que los muertos mueren definitivamente cuando muere aquel que nos recordaba y alguna vez nos quiso, hasta entonces vivimos en su recuerdo, es otra manera de seguir viviendo, viviendo al fin. – reafirmó Claudia los pensamientos de Carina.

⁃ Ellos, los muertos, también sintieron lo que nosotros hoy sentimos, lo absurdo de la vida, pero ellos han terminado con la espera, yo les preguntaría :

⁃ Qué sienten ahora, y si la respuesta es nada, la nada ¿qué es? – se interrogó Pablo, todos los consideraban el más inteligente e intelectual. Mientras, Graciela, Mariana y Fabiola permanecían calladas mirando pasar las palabras. ¡Difícil que estuvieran calladas! Pero sus charlas más largas la tenían en el baño de damas, sobretodo mientras se peleaban por único espejo. Roberto, el profesor de actuación las confundía, confundía a Mariana con Fabiola y a Mariana con Marisa, por lo que Mariana estaba obligada a ir al espejo del baño a mirarse, para corroborar cuál de las tres caras era la suya, la que le pertenecía.

Joaquín se apresuró haciendo aparecer una lamparía encendida cerca de su cabeza: _ Tengo una idea para perpetuarnos en el tiempo acordamos un nombre para el grupo, y tallamos nuestros nombres en los árboles con nuestras reflexiones existenciales y en la centuria que viene otros estudiantes tendrán inquietud por saber quiénes fuimos.

Todos estuvieron de acuerdo, aunque Martín argumentó que ellos ya formaban un dúo cómico que seguro sería muy famoso.

Pablo y Fabiola, que coincidían conservatorio y facultad de filosofía, le dijeron que la fama no es la trascendencia, consideraban que la fama era algo estúpido, y que es importante trascender por algo que realmente tenga valor y otro tema a discernir es qué es realmente importante para la humanidad.

_ Podés ser un famoso boludo_ rió Graciela _ disculpen disculpen si me excedí.

_ Bueno lo dije con onda Zoorry si los incomodé – dijo Martín

_ Zoorry que ellos también te lo dicen con onda _ le contestó sarcástica Claudia.

_ Ya salimos en el Clarín y La nación porque un chico del turno noche que hace transformismo se disfrazó de monja y se masturbó con una cruz. Parece que le cayó mal a la curia y le abrieron al conservatorio una causa ahora que se arregle el rector normalizador _dijo Mariana, poniendo su mano en el pecho aseguró _ eso para mí vale la pena es un hito trascendental en este momento de ruptura para lograr salir de tantos años de censura.

Mi mamá lo leyó y me llamó preguntándome si lo sabía_ rió Fabiola _ le dije que no. Volviendo a la trascendencia, ensayando con Freddy me apuñala tantas veces que creo que voy a lograr la inmortalidad.

_ Roberto dijo que en Historia del Arte les pasaban diapositivas con una línea tapándole la concha y las tetas a las pinturas, y en el grupo de él hubo desaparecidos. Lo de los desaparecidos es una dolorosa verdad, pero lo de tapar las obras de arte me cuesta creerlo_ Martín sonrió y terminó la frase _ baaaa me suena a bolazo, aunque puede ser cierto.

Claudia recordó el programa de tv que había visto la noche anterior. _ ¿vieron ayer el recital el recital de la trova cubana? _ tarareó la canción “Yo no te pido que me bajes una estrella azul, sólo te pido que mi espacio llenes con tu luz”

_ Los artistas son también estrellas fugaces, los vemos un instante y en ese instante nos deleitaron” _ le respondió Graciela.

_ Yo también lo vi _exclamó entusiasmada Carina _ si, ese momento fue mágico porque el público alzó las pequeñas llamas de sus encendedores mientras cantaban a coro encendiendo la noche.

_ Nuestras vidas como luces de luciérnagas que titilan perdidas como partículas de polvo aterrizamos en Argentina más específicamente en la E.N.A.D. bajo el sol de la democracia _ con esta frase se acercó María Elena que pertenecía al otro grupo de primer año de la tarde, mirando a la sala que daba al patio siguió : _ ja! cuando estemos en cuarto año nos va a tocar la Konstantín Stanislavski que tiene escenario, luces, nos va tocar un teatro.

Hubo un revolotear de manos y un vaivén de cuerpos que se unieron en la canción «yo no te pido que me bajes una estrella azul solo te pido que mi espacio llenes con tu luz”

Sandra se acercó con una enorme sonrisa _ “Lamento interrumpir tan hermoso momento” y se dirigió a Joaquín _ Tenemos que ensayar el Romance del veneno de Moriana , porque en media hora Débora necesita la sala para ensayar su sketch de los zapatos magicos.

Joaquín les hizo una reverencia poniéndose un sombrero imaginario con una pluma, los saludó – Os dejo y continuaremos tan metafísica charla en otro momento.

Te esperamos Cyrano de Bergerac_ sonrió Carina. _ y comenzó a recitar “Madrugaba Don Alonso a poco del sol salido ” _ dirigiéndose a todos los alentó _ a ver chicos si se acuerdan toda la letra.

Siiii toooooda _ le respondieron y recitaron a coro:

“Madrugaba don Alonso a poco del sol salido; convidando va a su boda a los parientes y amigos; a las puertas de Moriana sofrenaba su rocino:

—Buenos días, Moriana.

—Don Alonso, bien venido.

—Vengo a brindarte Moriana,

para mi boda el domingo.

—Esas bodas, don Alonso,

debieran de ser conmigo;

pero ya que no lo sean,

igual el convite estimo,

y en prueba de la amistad

beberás del fresco vino,

el que solías beber

dentro en mi cuarto florido.”

Beatriz siguió observándolos desde el primer piso esperando que volvieran a dialogar sobre Los Reyes y La casa de Asterión. Los jóvenes eran así saltaban de un estímulo a otro, quién sabe si en unos años recordarían tantas letras, la recordarían a ella, recordarían a Borges, Cortázar o a la Konstantín Stanislavski que tanto ansiaban.

Cazadora

Chapter 2

La cazadora sobrevoló Buenos Aires, posó sus ojos sobre Palermo y descendió en Plaza Las Heras, cuando sus pies rozaron el césped disfrutó de la frescura de la naturaleza y caminó una cuadra hasta divisar la casona sobre French y Aráoz.

La altas rejas negras, la placa “Antonio Cunill Cabanellas” en la entrada, el portal abierto, subió las primeras escaleras, abrió la puerta de madera maciza que se cerró con un grito humano, tuvo miedo y dudó, quizás debería volverse e intentarlo otro día, tomó coraje, debía seguir adelante para ganar; subió las escaleras de madera chirriante hacia la pecera y allí dobló hacia la izquierda.

Los que pasaban por allí veían la antigua casona en blanco y negro, una fotografía viva salida de una película de Hitchcock o Torre Nilsson, ¿quién querría meter la mano en la trampa?

Si por curiosidad a alguien se le ocurría entrar entre árboles y gatos de un jardín botánico, la madera crujiente de las puertas y escaleras les alimentaba el miedo, el silencio se interrumpía en la pecera dónde los maestros de talleres y el personal administrativo detrás del vidrio respondían que el curso de ingreso comenzaba en febrero.

De marzo a diciembre las salas se multiplicaban para ensayar, Dorita, la casera se encargada de todo, hasta de alimentar a los cientos de gatos que habitaban patios y balcones, Abría a las siete de la mañana para que entraran a las ocho el primer turno, el segundo, el turno tarde, entraba a la 1 pm y el turno noche se iba luego de la medianoche. A esa hora cerraba todo y se iba a dormir, su casita daba al gran patio de atrás, sintiendo apenas los sonidos de la gran casa que a la noche ejecutaba su música silenciosa de amores, sueños y dolores. Solamente en ese tiempo, desde la medianoche hasta el alba la casona podía oír su propia voz. Durante la mañana, la tarde y la noche los estudiantes la acallaban con los compases de enérgica pasíon juvenil.

Enfrente estaba la Embajada de Austria, muchas veces las chicas bailarinas cruzaban descalzaba por el empedrado de adoquín caliente, a pedir postales y observar los hombres de traje del vals de Strauss. Otra cosa que hacían las chicas bailarinas era ensayar la apertura de 180 grados en la terraza del primer piso, observadas por el popular cantor de tangos, ellas lo saludaban con los pies y él les devolvía el saludo levantando su vaso de whisky, los chicos le decían El Mosquetero; quizás en su balcón se quedara hasta el amanecer contemplando la casa a oscuras acompañado solo por su vaso de whisky.

En Plaza Las Heras había existido una cárcel y aún hoy por las noches los pensamientos encerrados y las esperanzas de fuga se expandían entre los árboles.

Siguió avanzando, no pensar, después de todo ella era la otra cara, el reverso, los ojos que podían ver pero no ser vistos, ella era el misterio, una amante escondida a la que desean pero no aceptan mostrar. Ella la belleza y el horror. Como una animal tenía que salir a cazar, dar el salto y atrapar la presa.

Esta vez no había sido difícil, su pasión por los textos nunca la había dejado respirar.

Desde el techo de la Sala 2 escuchó los chicos corriendo hacia la pecera, la llamada, el sonido de la ambulancia, los golpes de los delantales blancos, «es única hija», «hay que avisar a los padres», ellos dirían que tenía problemas de corazón desde hace tiempo. Comenzó el ascenso con las voces que se multiplicaban abajo “quién le diría a los padres”, “ella estaba medicada por problemas de corazón”, “pasaba apenas los 30 años” , «¿era de Leo?», y ya retirarse al silencio, lo que más le había gustado era hablar. Se fue alejando de los teléfonos que multiplicaban sonidos y párpados de tristeza. Se vió en la Facultad de Filosofía y Letras el día que una alumna le entregó los manuscritos de las cartas de un Julio Cortázar cuando firmaba Julio Denis, y subieron por el atestado ascensor y siguieron hablando entre el bullicio. En sus manos se llevaba las ansiadas cartas.

La cazadora ya lejos pensó que ella siempre ejecutaba una danza perfecta.

Alessandra Bava Collage

Los juegos peligrosos

Chapter 3

Carina sintió la presencia, les transmitió con la mirada que se unieran y formaran una círculo, los miraban desde la sala del primer piso, no eran los ojos de ninguna persona de este mundo. Otra dama había tomado el lugar de la profesora, se había adueñado de su mirada.

Comenzaron a recitar unidos su poema conjuro “Para destruir a la enemiga» :

«Reina de las espadas,

Dama de las desdichas,

Señora de las lágrimas:

en el sitio en que estés con dos ojos te miro,

con tres nudos te ato,

la sangre te bebo

y el corazón te parto»

Sentían un rábico enojo, Débora y Sandra bajaron a las corridas por las escaleras y los otros chicos del curso se le unieron, el de la energía era un ejercicio que practicaban todos los días, consistía en decir todo lo que estaban haciendo sus compañeros a sus espaldas, hasta el mínimo detalle como describir acciones muy minuciosas sin verlas y todos acertaban con precisión.

Carina contó 24 de su curso, faltaban 2, invocaron cada vez más fuerte para atraerlos, las manos les sangraban mientras el poema conjuro talismán iba creciendo como un inmenso océano mezcla de miedo y de rituales de la niñez; el cielo se oscureció, les ardían los ojos, el poema invadió todo el barrio de Palermo pero a pesar todo sus esfuerzo el patio andaluz fue invadido por la absoluta oscuridad y no lograron atraer a los que faltaban. Silvia y Fabiola siempre interpretaban a las guerreras, a los personajes con más fuerza, compartían el 93 con ella, Carina buscó los ojos verdes de Silvia que se le perdieron entre las hojas, fue cuando encontró el Oro ámbar de los ojos Fabiola saliéndose de la letra le ordenó silenciosa: “¡Traé a Joaquín!” “¡Rápido!” “No importas si te equivocas” “¡Te lo pido por favor!”

_ Mariposa y escorpión háganse luz _ fue la la ultima orden que escucharon. 

La sacerdotisa Azul Ftalo

chapter 5

En la sala de arriba de la Konstantín Stanislavski la chica de rizos azules preguntó: _ ¿saben la contraseña de esta casa?

La respuesta de sus compañeras fue 26.

_ ¿26 qué ? _ volvió a preguntar.

_ Contraseña 26 _ le volvieron a decir.

Arrodillada en el piso de madera la escribió en su iPad y buscó al escritor del que se había desprendido.

Una mariposa rojo de cadmio se dibujaba en su vestido azul ultramar, de la etérea camperita índigo sobresalían sus manos frías y largas que como pájaros se posaban de a ratos en sus pechos imaginando pintar con ellas sus pulmones del color verde turquesa para protegerlos, el mismo color de la amazonita de bonheur que siempre llevaba con ella, la que le había regalado Angel Thaena.

Había vendido la colección de Julio Cortázar que le había comprado su madre cósmica como tantas otras colecciones (la de Pablo Neruda también la vendió completa) aunque había guardado algunos libros de Julio como el que hizo junto a Carol Dunlop; luego de tantas marchas de #NiUnaMenos, las del #AbortoLegal Seguro y Gratuito y el #8M hubo autores que sacó de su biblioteca para darle espacio a las escritoras. Ahora quería una biblioteca en sonaran solo las voces de mujeres. Lo mismo pasó con algunas colecciones de películas, la obra de Polanski siempre le había gustado, su favorita era El inquilino.

Ahora tenía que leer a Julio por internet, apareció un articulo de su muerte, el SIDA que contrajo por una transfusión, él contagió a Carol que falleció dos años antes que él, todo esto ya se lo había dicho su madre cósmica pero no le creyó. Muchas cosas le había dicho y habían sido verdad.

Sus compañeras no alcanzaron a salir antes del jueves 18 de marzo y juntas decidieron hacer la cuarentena allí. Comida y bebidas tenían en el bar. Eran chilenas, y colombianas la mayoría, también había chicas de Paraguay, Ecuador, Bolivia y Brasil, sólo ella tenía acento argentino, no llegó al último colectivo que salía de retiro luego el país se detuvo.

La mayoría trabajaban en casas esotéricas así que tenían Tarots y oráculos y probaban tiradas, el tarot Círculo de la vida, Manga Tarot, el tarot de Nicoletta Ceccoli y tantos otros se desplegaban sobre un pañuelo violeta cobalto junto a varias amatistas y otras piedras.

Arriba había una biblioteca pero no iban, desde los celulares hacían cartas astrológicas que pasaban por whatsapp y cobraban por una tirada para tener dinero cuando la cuarentena terminara.

Habían desplegado todo la sabiduría de “medicine woman” la sacerdotisa del Visión Quest Tarot en el amplio piso del aula. En cuclillas habían adoptado la posición de “the high priestess” del Clover Tarot, semidesnudas con un finísimo cinturón de cristal de roca rojo del que colgaban dos pequeñas llaves el fondo que las envolvía era una lienzo con paletas que iban del violeta al verde pasando por los azules y una pizca de amarillo transparente. Los cabellos largos también de un azul verdoso dejaban entrever sus pechos pequeños. Aunque ya era otoño todavía hacía calor. Se escuchó una música y vieron por las escaleras una mujer que volaba con su vestido rojo carmesí su corazón estaba atravesado por una flecha y al deslizarse arrastraba con ella hojas del mismo color rojo, se dirigía hacía la sala del tercer piso, las escaleras no se podían usar estaba prohibido porque no eran seguras, todas se subieron a las hojas y la mujer rojo carmesí las condujo hacia el aula. Sobre una de las ventana un joven con una guitarra cantaba una canción, esperaba a Sandra para el ensayo del Romance de Moriana, sonaba nostálgico pero también soñador y romántico. Lo escucharon hasta que terminó la canción y sobres hojas carmesí volvieron al aula y a los Tarots. Si la revolución era un sueño eterno como la novela de Andrés Rivera su espera quizás también fuera eterna. La mujer carmesí siguió atravesando paredes como su flecha había atravesado su corazón.

Ahora toda la casona era un espacio vacío solo habitado por ellas. Ellas eran reales y todo lo demás quizás imágenes que se desprendían de las cartas del TAROT.

Siguió leyendo en el iPad y alguien le susurró: “si te estiras haces un mal cuento”, volvió hacia sus compañeras vió que estaban absorbidas en sus tiradas e interpretando las cartas astrológicas. La voz que le susurró al oído tenía una erre gorgogeante. Volvió a susurrarle: “es mi tiempo siempre escribí en argentino pero lo que yo soy es latinoamericano” “las migraciones obligan a mezclarse y ahora son uno, es visceral lo siento ahora por fin el cono sur que está en condiciones tan difíciles buscarán amigos para siempre”

Las chicas habían sacado la carta de la alianza del Tarot d´Or el que emanaba destellos dorado; la carta 5 era una mujer y un hombre sobre el mundo que extendían sus manos hacia arriba.

La voz tenía sonrisa, una sonrisa amplia, y quería contar: “entré a esta casa, con ella subí las escaleras en febrero de 1984, ella me devolvió a la ciudad y viviré siempre con ella que me llevará a las muchas ciudades que he amado ” “también tendré tiempo para visitar las casas de las que nunca me despedí” “las casas con alma en las que seguimos viviendo”

Era tan alto, era altísimo, ella, la mujer a la que se refería no era la mujer del vestido rojo o quizás sí, sólo tenía que imaginarlo, ¿era Carol?, ¿o era alguien que lo había pronunciado mil veces?, ¿una profesora de letras?, quizás. O ella era la eterna, la tan temida, la mujer que en el momento final todos los hombres eligen como compañera de todos los viajes.

Allegra y Urania jugaban entre pancartas y pañuelos verdes de la marcha del 8 de marzo, habían dejado todo en un rincón desde ese día, no tuvieron tiempo o no quisieron ordenar, quizás las gatitas buscaban comida, él se acercó y se ofreció para ir al bar, cuando volvió se acomodó en una de las ventanas dónde podía ver el patio andaluz, las alzó y jugueteó con ellas un rato luego improvisó una mesa con dos sillas y comieron y rieron juntos.

Lo miro por última vez para asegurarme que en su rostro no había resentimiento ni ira por la injusticia que lo llevó a la muerte. Era un rostro tranquilo que eligió estar con todos, compartiendo los sufrimientos que sufrió la mayoría, fundirse con los pueblos que había apoyado cuando donaba la mayor cantidad de lo que cobraba para Latinoamérica. Y quedarse con un poco, sólo lo necesario que le alcanzara para la gasolina y poder pasear con Carol por Paris – Marsella. Seguimos queriendo tanto a Julio. Me volvería a comprar todos los libros que mi mamá cósmica me había regalado y de los que estúpidamente me había desprendido.

Débora vió todos los cuadros que había pintado estos 11 días, ahora que todos los días eran domingo, sonó el despertador pero no tomaría el colectivo para dictar sus clases de artes visuales en el colegio, entonces se hizo un café y prendió un pucho, los miró antes de llevarlos a la parte nueva de la casa que tanto le había costado construir, miró el de la sacerdotisa azul ftalo y creyó ver una figura altísima que ella no había pintado, y en la mujer rojo de cadmio creyó ver otro rojo diferente al que ella preparó, bueno no debía pintar de noche, también vió mujeres que viajaban en hojas y entrecerrando sus ojos alguien con una guitarra que le era familiar, se acercó más y fue entonces que escuchó el timbre. Abrió, cientos de mariposas monarcas entraron a la casa y sobrevolaron los óleos y las esculturas; revolotearon por la casa y se unieron en remolino para perderse en los jardines. Apareció Lola y vió a Sandra:_ “¿Donde está mi mamá? ¿qué haces en casa, no repestas la cuarentena?

_ Déjame sentarme que me anoté para repartír en PEDIDOS YA y no estoy acostumbrada a pedalear tanto con la bici. Me encantaría un matecito pero si tenés café me hago uno antes que vuelvan a llamarme. _ le aclaró Sandra mientras se desplomaba en la silla con un suspiro.

Se escuchó un rayo que partió el cielo en dos, y apareció la gigantesca cara.

_ ¿Cómo hiciste ese truco mamá?

_ Está ensayando la película de Woody Allen _ le explicó Sandra a Lola y le gritó a Débora con un megáfono que tomó de la alacena _ agrandate y aparecé en todo el cielo de Buenos Aires, Débora dando las directivas de salud e higiene, así tenemos otro acontecimiento cinematográfico aparte del de la cuarentena. Prefiero ver artistas y no políticos.

_ ¿También tenemos que sacar a Woody Allen de la biblioteca? _ le preguntó Lola

_ ¡Pero no digas pavadas, Mujer! _ y bajó para arrebatarle el megáfono a Sandra.

_ Era de Leonardo Favio, adivina quién me lo dió.

Drummer boys

chapter 4

 

Martín bajó las escaleras hacia la aventura salió junto a todos sus compañeros, bajó con swing, cada uno de sus huesos era un instrumento diferente. La música le danzaba las venas, las letras de las obras de teatro eran parte de la partitura musical que era el mundo para él. Los brazos no dejaban de marcar compases, con las piernas siempre hacía saltos y chocaba sus pies hacia un costado en el aire para acentuar sonidos. Manos y pies eran sus drumsticks, Joaquín que no había aprendido música tenía un ritmo único que le había regalado el campo infinito donde nació, juntos bajaron haciendo una dúo rítmico, sintiendo que hoy era un día extraordinario, muy muy extraordinario, el sol brillaba como todos los días pero era el sol de una nueva aventura, el sol de un nuevo amanecer, era un sol LUNA de imaginación.

Dejaron atrás la rectoría dónde estaba Laura Yusem, ¡justo hoy! habían entrado sin ningún permiso y las carcajadas de toda la división les estallaron en las caras, sintieron la mirada fulminante de la rectora, salieron de rectoría y la consigna no era volver al aula, “la consigna era salir de la casa”, vieron a sus compañeros algunos estaban descalzos respirando libertad, con Yúlian y sus 2 metros 10 de estatura serían bien visibles donde quieran que fueran. Día de Jam !! !! Día Vinnie Colaiuta !! !!

¿Acaso lo sabían ya nuestros corazones?

Iban transitando las veredas con sus sonidos melodías del alma, el subtexto de Martín y Joaquín no respondía a letras, palabras eran sonidos, no pensaban significado, los signos eran solo un fondo musical de jazz, no pensaban filosófico ni metafísico, pensaban y pensaban pensamientos que como caramelos los paladeaban y los devolvían música para el universo. Todo en el universo respondía a una melodía. El subtexto rítmico era más esencial que las palabras que confunden al mundo. Eran los dueños de un ritmo que los proyectaba al infinito.

Entraron al subte, cada uno puso su monedita y dieron vueltas y vueltas por el molinete, los compañeros los siguieron intentando seguir el ritmo que marcaban ellos. Subieron todos al mismo vagón y empezaron a saltar, sintieron algunas miradas temerosas, y cantaron a coro “Un mar blanco de negros trabajando todo el día cosechan algodón. Oh Oh que se acaba el día Oh Oh que se pone el sol”

La cantaron tantas veces hasta que todo el vagón cantó. Joaquín se subió a un asiento haciendo aparecer una trompeta logró hacerla sonar al ritmo de la canción, despertó a Louis Armstrong que se unió al grupo de cuarto año ante los ojos desorbitados de los pasajeros.

Martín subió a otro de los asientos para tomar envión y dió varias vueltas en uno de los caños sin dejar de cantar alentó a todos los pasajeros “vamos gente hoy es día de Gospel, hoy es un día muy muy extraordinario, cuando lleguen a sus casas todo será muy diferente luces de colores los recibirán ni bien abran la puerta, la magia lo invadirá todo”. De las miradas temerosas comenzaron a aparecer sonrisas y hubo quienes se acercaron para darles monedas que ellos rehusaron a aceptar.

_ ¡Llegamos, bajamos acá!_ ordenó la Voz. Invadieron la Facultad de Filosofía y Letras como los dioses griegos y subieron al cuarto piso, entraron a una clase y se sentaron a escuchar. ¡Qué difícil permanecer 2 horas sentados!, se pararon y la Voz dijo a la profesora lo mismo que le había dicho a la rectora, que la miró entre perpleja y sorprendida y le dijo que por favor se retirasen. Se volvieron a escucharon las carcajadas de todo cuarto año y salieron del aula bajando por las escaleras repletas de carteles de las persistentes luchas de los partidos de izquierda.

Se dirigieron a Plaza Houssay y la Voz les repartió huevos a todos, las manos se extendieron como bandejas, debían correr por la plaza y ofrecérselos a los transeúntes. Joaquín tan alto los repartía con facilidad y ante su sonrisa todos le agradecieron el ofrecimiento recibiéndolo con agrado; Martín corría flameando como una bandera, los dos tenían el suficiente equilibrio para ir y venir con facilidad y llegar a la mayor cantidad de gente aunque tuvieran que perseguirlos una cuadra. Martín extendió la mano pero la Voz le mostró sus dos manos diciendo que ya no le quedaban más. Él le respondió con las suyas abiertas y luego hizo el gesto de revolver una sartén:

_ No se nos cayó ninguno quizás cocinen un huevo frito o lo hagan hervido a la noche.

Tomaron el subte, ¿dónde irían ahora? ,vieron el Obelisco y Martín poniendo una de sus manos horizontal para que los demás no vieran su boca y lo escucharan, dijo a Joaquín: _ a los helados me los tomo ¡ni loco los tiro al Obelisco!

_ Mmmm no creo que haya helado, eso ya está hecho, Yúlian lo contó _ le respondió Joaquin.

Caminaron hasta tener el Obelisco frente a ellos y la Voz puso música, Fabiana con su largo pelo rubio dirigía las óperas que surgían del pequeño equipo de música absolutamente abstraída de la gente que pasaba, no vió el disparo que tiró a la Voz al piso y ni la cabeza dónde miles de mariposas azules se dispersaron por Avenida Corrientes, sólo la vieron Martín, Joaquín y Greis que se preguntaron si ellos también tenían que hacerlo. La Voz se incorporó y les sonrió: _ C’est tout, c’est fini !

Fue entonces que Martín se díó cuenta y preguntó: _ ¿dónde está el resto del grupo?

_ Después de la plaza los perdí _ dijo Greis, seguro se tomaron el subte para Palermo no para el centro. Volvamos y le silbó a Fabiana que seguía dirigiendo la orquesta equipo de música. _ ¡Eh Fabi, se terminó volvamos!

_ Yo no vuelvo _ dijo la Voz _ voy directo a rectoría y seguro me sancionan.

Greis con su corte carré, su pelo negro y sus facciones delicadas dió ánimo: _ acá tenés dos sagitarianas que te vamos a defender.

_ Yo paso, nosotros dos somos Tauro, que vaya Yúlian _ y rió _ ya lo echaron una vez quizás tenga una segunda oportunidad, lo digo en joda, no creo que echen a nadie, ¡bue! No sabemos esperemos que no_ volvió a reír Martín poniéndose las manos en la cabeza.

Greis buscó la parada de colectivos mientras los demás ponían el equipo de música en el bolso.

_ No les pido por favor no saquen este momento tan feliz _ se rehusó Fabiána _ logré realizar el sueño de mi vida. ¡Dirigí una orquesta y en el Obelisco! ¿Qué tul?

_ ¡Lo que pesaría este bolso! _dijo Martín_ ¡todo lo que repartimos desde que salimos!

Subieron al bondi. Greis y Fabiana se sentaron juntas, la Voz iba sola temiendo la sanción, Joaquín y Martín hablaron de todo lo que recordaban desde que salieron de la casa pero no coincidían, Joaquín le discutió que de la casona a la facultad fueron en el 60 dónde habían repartido golosinas a todos los del colectivo. Martín insistió que de la casona fueron directamente al subte y allí cantaron.

Martín daba por sentado que lo de los huevos fue en Plaza Las Heras porque era interminable tuvo que correr mucho y respiraba libertad. Joaquín insistía que los huevos eran en Plaza Houssay. ¿En qué momento se fueron los chicos de la división y quedaron sólo ellos 5 ? Coincidieron que la última vez que estuvieron todos juntos fue en la facultad de filosofía, y que todo el curso repartió los huevos, de eso estaban los dos seguros. _ Entonces yo tengo razón_ dijo Joaquín _los huevos fue en Plaza Houssay_ y allí tomamos el subte creo que ellos fueron para Palermo como dice Greis y nosotros al centro. Cuando lleguemos le preguntamos.

_ Si y ahí multiplicamos los espacios _ dijo Martín tocándose la cabeza y abriendo sus manos hacia el infinito miró el cielo. _ Si nosotros tenemos diferentes percepciones imaginate cuando lleguemos. Por ahí no encontramos a nadie y se fueron a La Boca.

Visualizaron la casona, ¡qué alegría! Joaquín y Martín subieron las escaleras improvisando una canción que inventaron en ese momento, le volvió el swing y las ganas de ya estar preparando nuevas improvisaciones. Las tres chicas abrazadas subieron juntas las escaleras, mirando la escultura de la terraza, Fabiana dijo: _ respiremos tres veces antes de entrar y que todos los dioses del universo nos protejan.

Juntas abrieron la puerta de la Konstantín Stanislavski con la que habían soñado en primer año. Allí estaban todos los compañeros, Yúlian ( Julian Howard) había tenido que ir a hablar a rectoría. Les faltaba medio año para finalizar la carrera. Todo había terminado bien, por hoy, Joaquín y Martín crearon la canción “hoy ha sido un día muy muy extraordinario” que todos acompañaron con chasquidos rítmicos. Freddy se sentó sobre un bolso lleno de huevos que Viviana había llevado para las improvisaciones. _ ¡Qué te quejás Viviana tenés la tortilla hecha para la noche! Ese episodio también era parte de su cotidiano de creatividad.

Happy End

Dedicado a Julian Howard, mi profesor de actuación de cuarto año, falleció el 2 de abril 2020, me enteré al 3 de su partida. A Joaquín y a Susana nuestra profesora de Análisis de Texto.

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